martes, 29 de septiembre de 2009

Los puertorriqueños en Nueva York

El tema del racismo en contra de los inmigrantes en Estados Unidos (E.U.) no es un tema nuevo. Considero que E.U. es uno de los países más racistas del mundo. Allá el blanco y el negro siempre han estado separados. Y el que tenga aunque sea una gota de sangre negra, por minúscula que sea, es considerado negro. Lo que me parece extraño es la discriminación racial tan marcada entre los mismos puertorriqueños. Pero así es como no los cuenta Nicholasa. Que triste que siendo todos inmigrantes con una identidad cultural común, hayan tenido que pasar por semejante barbaridad. Nicholasa nos muestra la polarización en la identificación racial del puertorriqueño al llegar a un país con un historial racial tan diferente al de nosotros. Encontré interesante el hecho de que hubo 2 olas migratorias principales de puertorriqueños a Nueva York. Y más me sorprendió como los de la primera ola también discriminaron con los que llegaron después de la segunda Guerra Mundial. Es asombroso ver como los puertorriqueños en N.Y. pudieron finalmente vencer la discordia y lograron unirse para lograr una identidad común con la que se les catalogó en los 70’s como Nuyoricans.
Vemos el personaje del inmigrante puertorriqueño que ya habíamos visto en “Cuando era puertorriqueña”. El puertorriqueño pobre que se muda a Nueva York en busca de una mejor vida. Y según se van estableciendo en N.Y., otros familiares también deciden brincar el charco para unirse a sus amados. Nicholasa hace hincapié en la diferencia del puertorriqueño de la isla con el de N.Y. El Nuyorican ha creado su propia identidad que es distinta a la del puertorriqueño que nunca ha salido de la isla.
Hoy en día la situación en E.U. ha ido evolucionando poco a poco. Ya los latinos, los negros, y otras minorías no tienen la necesidad de promulgar tanto su visibilidad como antes. Esto es debido a que ya no son tan minoritarios como antes. Según las proyecciones demográficas, las minorías pasarán a ser la mayoría en E.U. Esta realidad es la que tiene a los blancos de E.U. histéricos y la que ha incitado en ellos una nueva ola de rechazo fulminante a la inmigración de ilegales a E.U., especialmente en contra de los mexicanos.

Lolo Manco

Al principio no comprendía como a una mujer llamada Dolores de repente se le presentaba como hombre a través de la lectura. Jamás hubiese pensado que un varón se pudiese llamar Dolores, o por lo menos nunca se lo hubiese puesto a un hijo mío. Y es que ese nombre me parece exclusivamente femenino. Que ignorancia la mía! Aparentemente, Dolores era un nombre común para un hombre de aquella época.
En este cuento de Edwin Figueroa vemos nuevamente la transición en Puerto Rico de una economía agrícola a una industrial. Y con este cambio tan drástico en la sociedad puertorriqueña surge la gran migración del campo a a la ciudad en busca de mejores oportunidades. Pero no todo es color de rosas y no todo lo que brilla es oro. Hubo muchos personajes como Lolo Manco, que en busca de la fortuna encontraron la desgracia. Era el comienzo de la industrialización. Y aunque en teoría los trabajadores tenían el potencial de ganar más dinero, todavía no existían los estándares de regulaciones laborales que promovieran la seguridad del empleado en las fábricas. Los trabajadores eran explotados al máximo. El objetivo de las fábricas era sacarle el mayor rendimiento posible a cada empleado, sin importar las consecuencias. En la mente de los empresarios industriales, detrás de cada Lolo Manco habían 10 hombres más esperando ansiosamente por ocupar su puesto. Y Lolo Manco debería considerarse muy dichoso de haber perdido solamente un brazo. Son muchos los obreros que no solo perdieron sus brazos, sino sus vidas.
La migración del campo a la ciudad sugirió un gran cambio en el ritmo de vida. Es evidente como Lolo tuvo que desarrollar una rapidez asombrosa para poder adaptarse y sobrevivir en el nuevo ambiente de la vida agitada de la ciudad. La lentitud y la parcimonia se quedaron atrás en las haciendas tabacaleras. También vemos como el obrero tiene que acoplarse a condiciones de vida más restringidas. Esto es evidente cuando Lolo tiene que compartir un espacio muy pequeño en la casa de su tía. Ya no cuenta con la amplitud que le proporcionaba el campo y en su nueva casa de la ciudad no tiene ni espacio ni privacidad. Esta es una característica muy típica de esa época de migración puertorriqueña del campo a la ciudad. Siempre estaban los pioneros, luego los invadían otros familiares, y terminaban todos compartiendo las viviendas para poder sobrevivir.

El pobre Lolo se dejó llevar por la ambición y la avaricia. Lo único que le importaba era ganar más dinero, aunque no tuviera tiempo para él. Lolo se fue agotando y deteriorando. Se fue mecanizando hasta convertirse meramente en un robot que ejerce una rutina diaria. Lo triste es que al final termina regresando a la montaña. Su tía le dijo que su hija venía del norte probablemente para salir de él. La realidad es que que ya Lolo no le era útil a la tía sin tener nada que aportar para la renta.

domingo, 27 de septiembre de 2009

En el fondo del caño hay un negrito

Este cuento nos relata el diario vivir y la vida cotidiana del puertorriqueño de la época de la industrialización. Nos presenta la migración del campo al arrabal de la ciudad. Nos habla sobre la pobreza extrema y la lucha diaria por la sobrevivencia. Nos presenta al puertorriqueño en la pobreza extrema donde no había ni tan siquiera café y al bebé solo podían darle un tecesito de hojas de guanabana de vez en cuando. El padre salía todos los días a ver que trabajo encontraba, sin nada fijo. De vez en cuando ahogaba sus penas con alcohol, que es algo muy común en la cultura puertorriqueña de todos los tiempos. Un dato curioso es que se podía descifrar el orden en que habían migrado los habitantes del arrabal de acuerdo a la localización de sus casuchas. Los primeros inmigrantes tuvieron la oportunidad de escoger los mejores espacios, que eran más secos y más cercanos a la orilla. Según iban llegando las nuevas familias, se iban adentrando más en el agua. La familia que nos presenta el autor obviamente se acababa de mudar hacía unos días y se ubicaba en localización honda, tan es así que necesitaban de un bote para llegar a la orilla.

También podemos ver como son juzgados a través de las miradas de los personajes que pasan por la carretera y el puente. Todos se quedan mirando las casuchas del caño. Y no tienen ni que hablar, pues con sus miradas penetrantes transmites sus pensamientos de desaprobación y disgusto.

En cuanto al negrito el autor nos presenta a un bebé que gatea hasta la puerta de su casa y cuando mira hacia abajo se cree que está viendo a otro negrito. Al final del cuento el negrito se ahoga al tirarse al agua buscando a su amiguito que no era sino su propio reflejo en el agua. Pobre del bebé que realmente no tenía muchas opciones. Vivía en una vivienda inapropiada que no le proporcionaba ningún tipo de seguridad. Y los padres parece que tampoco se ocupaban mucho de él ni lo velaban constantemente. En su hogar no encontraba mucha felicidad, sin embargo, el negrito en el fondo del caño nunca le fallaba y siempre le sonreía...

jueves, 24 de septiembre de 2009

Latitud 18.5

Encontré este documental muy interesante ya que me enteró de muchos sucesos que acontecieron durante la década de los 50’s que yo no conocía o que no recordaba. Aprecio el que este documental haya tocado temas diversos y haya incluido todos los ambitos de nuestra sociedad. Entre ellos está la política que nunca puede faltar. En cuanto a ese tema yo ya conocía, a través de la historia que había estudiado, todos los acontecimientos sobresalientes de esa época: el ELA, el último movimiento nacionalista bajo Albizu Campos, Fidel Castro en Cuba, etc.
No me acordaba que fue en los 50’s que llegó la television a Puerto Rico. Algo que me estuvo muy jocoso fue cuando mencionaron a Walter Mercado como uno de los galanes de la television. Otro aspecto que ignoraba es el de la apertura de nuestro aeropuerto internacional durante los 50’s.
Sin duda alguna, la década de los 50’s nos trajo muchos cambios politicos y sociales que tuvieron un impacto duradero y permanente en nuestra sociedad. La industrialización conducía a Puerto Rico hacia un mundo moderno en el que el progreso era inevitable . La economía crecía y con ella nuevos retos para la sociedad. Este documental traza los logros obtenidos durante una década que fué muy importante en nuestra historia.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Cuando las mujeres quieren a los hombres

Primero que nada tengo que decir que esta ha sido mi lectura favorita hasta el día de hoy.

Rosario Ferré nos expone a la realidad de la sociedad más clasista, racista y comemierda de todo Puerto Rico. Aquella sociedad en la que los apellidos de alcurnia determinan la posición social. Aquella en la que el requisito principal para la aceptación de una quinceañera al debut del Club Nautico o el Club Deportivo, es pararse frente a un abanico industrial con miembros de la junta observando, para analizar como se mueve su pelo y determinar si existe alguna sospecha de un requinto de raja. Bienvenidos a la Ciudad Señorial, a la Perla del Sur, al país de Ponce – la cuna aristocrática de nuestra isla caribeña.

Ferré nos presenta la posición social como exponente de su obra. Nos presenta ambas caras de la moneda, la de una dama de sociedad y la de una prostituta, ambas unidas por el amor de un mismo hombre. Para Ambrosio, cada una servía un propósito específico. Su esposa cumplía con los requisitos establecidos por la sociedad ponceña. Era blanca como él, de buena familia y con apellido de alcurnia, que era importantísimo para la descendencia de sus hijos. Su mujer probablemente también era virgen al contraer matrimonio. Isabel la Negra era todo lo contrario y representaba sus deseos como hombre. La negra era una verdadera puta, sin inhibiciones en la cama, y se dejaba hacer de Ambrosio aquellas cosas que “una señora bien” no se dejaba hacer jamás. Isabel Luberza, aunque cumplía con los requisitos de su posición social para ser su esposa y la madre de sus hijos, era muy rígida y conservadora en la cama para él. Entonces Ambrosio encontró en la negra una amante fabulosa y complaciente que le permitía vivir todas sus fantasías sexuales sin limitaciones e inhibiciones.

Ferré también nos presenta en Isabel Luberza a la mujer típica de aquella época, todavía arraigada a las generaciónes arcaicas en las que las mujeres eran criadas por sus padres única y exclusivamente para servir los roles de esposas y madres. La mujer no servía para nada más. Y el deber de la mujer era mantener su matrimonio a toda cuesta, sin importar los sufrimientos y aguantando todo lo que tuviera que aguantarle al hombre. Y más aún en la sociedad de Ponce, donde a mal momento, buena cara. Aunque su matrimonio era una farsa y una hipocresía, el deber de Isabel Luberza era ocultar su martirio y pretender que todo marchaba bien ante la sociedad ponceña. Tenía que cuidarse del qué dirán. Como ella conozco muchas en la vida real. Que bueno que los tiempos han cambiado y que las mujeres han podido liberarse de esos yugos sociales que las esclavizaron por tanto tiempo.

Ferré expone francamente el rito de iniciación de los niños para hacerse hombres en la sociedad puertorriqueña de aquella época. Los padres o amistades llevaban a los adolescentes a los prostíbulos para que tuvieran su primera experiencia sexual. Esto los convertía en verdaderos hombres y machos. Además es interesante ver como esta conducta servía otro propósito social. Se suponía que estos niños adquirieran una gran eseñanza sexual de estas prostitutas que tenían tanta experiencia. Esa experiencia asumía la adquisición de destrezas que más adelante podrían utilizar para impresionar a sus futuras conquistas, que suponían fueran niñas blanquitas, de buenas familias, y vírgenes por supuesto. Todo este comportamiento refleja el machismo y la hipocresía a sus anchas. Dios libre que a una muchachita bien y decente se le ocurriera tener sexo con más de un hombre. Entonces sería tildada de puta y su reputación hubiese quedado destruída, tanto que posiblemente no hubiese podido conseguir marido para ser esposa dedicada y fiel. Sin embargo el hombre podía tener sexo con cuantas mujeres quería y eso lo hacía más macho. Que hipocresía! El otro propósito de esta práctica de llevar a los hijos al prostíbulo también tiene que ver con el machísmo. Era importantísimo para los padres asegurarse de que sus hijos no eran unos mariconcitos. Dios libre! Mejor era la muerte antes de aceptar a un hijo maricón. Tan es así que los padres se hartaban de divulgar la noticia de que su hijo había chichado como un machote con la puta, para que no quedara la más mínima duda de la virilidad y masculinidad de su descendencia.

Rosario nos presenta el racismo que todavía existía en aquella época. Para la esposa de Ambrosio no solo tenía que aceptar la infidelidad de su marido, pero para el colmo de los colmos, con una negra. No pudo haber sido con una mujer de su estirpe, sino con una negra. Una y otra vez Rosario hace énfasis en la realidad del racismo. Me encanta cuando la esposa describe su piel blanca, “siempre protegida por manga larga y cuello alto para poder exhibirla en los bailes porque es prueba fidedigna de mi pedigree, de que en mi familia somos blancos por los cuatro costados…”

Rosario también exalta el tema del chisme y el bochinche de la sociedad de aquella época, especialmente el “qué dirán” típico de la sociedad ponceña, que cuentan era capaz no solo de destruir reputaciones, sino de destruir vidas… Tan es así que dependiendo de la fechoría, a algunos les convenía mudarse de Ponce y no volver jamás. Otros decidían regresar después de muchos años pero incognito. Lo que no sabían era que sus hazañas habían sido divulgadas de generación en generación. En Ponce, nada se perdonaba y nada se olvidaba… Todo se mantenía en la reserva de la memoria hasta el momento indicado para sacarlo a relucir una vez más.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Película - Ser Puertorriqueño

Lo que más admiro de este documental es que nos presenta al puertorriqueño desde una perspectiva histórica, desde nuestros comienzos hasta el día de hoy. Podemos observar el cambio en la personalidad del puertorriqueño desde la formación inicial de esa identidad como pueblo que surgió de la fusión de nuestras tres razas, hasta el puertorriqueño moderno de hoy en día, ya adaptado a ciertos cambios inducidos por nuestra relación con los Estados Unidos. Es interesantísimo ver como nuestra identidad puertorriqueña nació, se formó, se fué amoldando, y fué evolucionando a través del tiempo.

El tema de la música como parte de la identidad puertorriqueña fué un tema que me causó mucha melancolía. Recuerdo que en quinto grado fuí escogido por mi maestra para participar en un grupo de bailes folklóricos. Aprendí a bailar la bomba, la plena, el seis chorreao, la mazurca, etc. Inclusive, tanto fué el éxito del grupo, que hicimos varias presentaciones en la escuela y eventualmente salímos bailando en la televisión en uno de los programas locales. Desgraciadamente, después de ese auge, nunca más escuché la música folklórica de mi patria. Estoy de acuerdo en que otros aspectos de nuestra puertorriqueñidad se pueden identificar a través de nuestros artistas, pintores, escritores, mñsicos, compositores, etc. Las artesanías también han formado parte de nuestra identidad, aunque yo personalmente no sea muy amante de ellas. Recuerdo que cuando era niño se veían muchos artesanos mayormente en las plazas de nuestros pueblos. Desgraciadamente hoy ya casi no se ven los artesanos publicamente. Ahora hay como que buscarlos a través de referencias pues no están tan expuestos al público como antes. Muchos puertorriqueños identifican su identidad con los equipos de deportes, especialmente cuando representan a Puerto Rico en el extranjero. Esto es evidente en los deportes más populares como la pelota, el baloncesto y el boxeo. Yo particularmente no soy muy fanático de los deportes.

Me parece que aunque hemos pasado por tantos cambios historicos y sociales, todavía permanece esa identidad puertorriqueña, aunque cada cual la viva o la exprese a su manera. Entiendo que esta identidad está muy arraigada a nuestras raíces y la idiosincracia que se fué desarrollando a través de la historia. Con las tres características de la identidad puertorriqueña que yo mas me identifico son las de la unión familiar, el ser hospitalario, y el de disfrutar del jolgorio y las fiestas.

Me encantó el debate de los puertorriqueños que nacieron aquí y se criaron en otro lugar versus el de los que nacieron en otros países y llegaron aquí y hoy por hoy se sienten tan puertorriqueños como todos los demás. Tony Croatto es un vivo ejemplo. También es interesante ver como inclusive los hijos de padres puertorriqueños que han nacido y se han criado en el exterior, se sienten como puertorriqueños. Estoy convencido de que los puertorriqueños tenemos nuestra propia identidad, aunque vivamos en la luna. También creo en que esa identidad se puede transmitir de generación a generación.

El único aspecto de la identidad puertorriqueña que detesto de sobremanera es la politiquería que existe en mi país. Entiendo que la política nos ha dividido permanentemente como puertorriqueños y que nos ha dejado un legado negativo que no contribuye nada positivo al diario vivir de nuestro pueblo.